Carrefour

La obra Carrefour recuerda a una veleta, el instrumento meteorológico más antiguo que existe, un objeto que se remonta a la antigüedad clásica. Consiste en dos ejes fijos en cruz que indican los puntos cardinales y una pieza móvil que gira de acuerdo a la dirección del viento. Suele estar emplazada en los techos de las casas para orientar a sus habitantes. En Carrefour, sin embargo, el eje norte/sur y el eje este/oeste giran de manera independiente y cambian caprichosamente de posición. Solo rara vez apuntarán a la posición cardinal correcta.
Carrefour pone en evidencia la complejidad y diversidad de significados que se asoman en la realidad cotidiana. A través de un objeto sencillo y mundialmente conocido, el artista propone volver a mirar lo que nos rodea y se pregunta por la infinidad de sentidos, sensaciones e ideas que las cosas más simples pueden sugerir. A través de un desplazamiento mínimo pero inesperado —que las letras no indiquen el punto cardinal correcto— Carrefour cuestiona la percepción de la realidad y trastoca el sentido del espacio.
Emplazada en la rotonda principal de Puertos, donde cruzan varios caminos, la obra recibe vientos de todos los ángulos, lo que favorece su movimiento constante. Al mismo tiempo, gracias a su ubicación de privilegio, la escultura puede ser apreciada desde múltiples puntos de vista. El título Carrefour, sugiere a la vez una rotonda, pero también una encrucijada.